lunes, 25 de marzo de 2019

MITOLOGÍA DE SAGITARIO


En Sagitario encontramos al dios Zeus o Júpiter, como lo llamaron los romanos.

Era el hijo más joven de los Titanes Cronos y Rea. Cronos, quien había recibido la profecía de que uno de sus hijos lo destronaría, estaba resuelto a matar a su descendencia.
Cada vez que Rea daba a luz a uno de sus hijos e hijas, él los devoraba antes de que pudieran abrir los ojos. A Rea esto no le agradaba por lo tanto cuando supo que nacería su sexto hijo, huyó a Arcadia y tuvo a Zeus en una cueva. Envolvió con pañales una piedra  grande y se la presentó a Cronos como si fuese su hijo, por lo que “el envoltorio” corrió la misma suerte que sus hijos anteriores. Con el paso del tiempo, el joven Zeus que se había transformado en un viril y apuesto joven, se presenta ante su padre oculto tras un disfraz y le da a beber una pócima que lo enferma gravemente. En su descompostura salen de su boca, ilesos, los cinco hijos devorados (Poseidón, Hades, Hera, Hestia y Deméter) y también la piedra. Luego Zeus convence a sus hermanos y hermanas a rebelarse contra su padre y destronarlo, comenzando así un nuevo gobierno que se instala en el  Monte Olimpo.

Zeus se constituye de esta manera en el padre de los dioses y de los hombres. Su nombre djeus,significa “la luz del cielo” y su daimon (su fuerza interior, su espíritu) es el relámpago y la claridad.

El entrenamiento de Zeus como rey victorioso de los dioses, venciendo a los Titanes terrestres y estableciendo su propio dominio celestial, refleja el surgimiento en la conciencia colectiva de un principio espiritual superior a Moira (lo terrestre mortal). Recordemos que para los griegos Moira (guardiana de la justicia y orden natural) es destino, por consiguiente es apropiado que Sagitario siga al signo de Escorpio ya que Zeus encarna lo que pertenece al espíritu eterno más que al cuerpo mortal.

Zeus es llamado dios de la Lluvia, Padre, Rey y Salvador. A diferencia de la vida condenada y predeterminada del cuerpo, atrapada en los hilos de Moira, Zeus ofrece la luz del espíritu. Este es el principal aspecto de Sagitario: la búsqueda incesante de un espíritu que trascienda al destino y a la muerte.

Más allá de la impotencia y la mortalidad del hombre, más allá de su dependencia del destino familiar y del mal colectivo aceptados, surge esa brillante aspiración que constituye el núcleo  de todos los rituales religiosos: la promesa de un espíritu inmortal y su cuidado a la espera del abrazo del Dios Padre.

Pero sin embargo, Zeus no es enteramente libre ni está completamente al mando de la situación, ya que su matrimonio con Hera es una espina clavada eternamente en su aspecto divino. Este contrato matrimonial, este lazo o vínculo  permanente, lo liga al mundo femenino de la forma. No puede escapar al influjo de su esposa y hermana, él es el rey del Olimpo y ella es la reina del Olimpo. Esta pareja vivía envuelta en  constantes peleas o desacuerdos matrimoniales y la disputa parece ser un patrón vital en la vida de los sagitarios. Zeus siempre estaba persiguiendo a otras mujeres y la lista de sus amantes y de sus hijos ilícitos es larguísima. Hera por su parte, siempre desbarata sus planes, lo vigila, persigue a sus rivales, echa a perder sus  románticos idilios e intenta destruir a sus hijos ilegítimos. Era una pareja que permanecía eternamente unida y eternamente peleando. Esta es una imagen del violento espíritu creador y su vinculación al mundo de la forma, al mundo de las relaciones y compromisos entre los hombres, al mundo de las reglas morales y la responsabilidad mundana.
Algunos sagitarios evitan o demoran el matrimonio para no sentirse atrapados por reglas y expectativas rígidas en las que tendrán que tener en cuenta las consecuencias de sus acciones. Les desagrada sentirse “atados” prefieren ser “espontáneos”, aunque en sus vidas terminen encontrando a su “Hera”, sea en la forma de una esposa, un trabajo, una causa, un objeto del mundo externo, etc. con el cual estén comprometidos.

En una parte de la historia mitológica se cuenta que Hera lo sedujo con un hechizo amoroso, con un cinturón mágico y ambos hermanos se dirigieron en secreto a la alcoba nupcial bajo el océano, para escapar a la venganza de su padre Cronos.

Esta seducción mediatizada por el “cinturón mágico” parece atrapar a muchos sagitarios, quienes a pesar de su aparente mundanidad y liberalidad en asuntos amorosos,  siguen siendo muchas veces algo ingenuos. Es así como, posiblemente  es un embarazo real lo que les atrapa.

Pero sin Hera, Zeus no sería nadie. Zeus debe la mayor parte de su poder a Hera y a sus relaciones femeninas como así también a la tensión y fricción causadas por el vínculo inquebrantable del matrimonio. Sin toda esta dinámica Zeus sería indolente y perezoso y difícilmente desplegaría todo su espíritu creativo simbolizado por sus innumerables amoríos.

Otra figura que tiene relación con este signo es la de Quirón, el Centauro, cuya imagen representa la constelación de Sagitario.

En algunas versiones se dice que los centauros provenían de la unión de Ixión y Néfele (una nube que por obra de Zeus tomó la apariencia de Hera). Vivían en el monte Pelión en Tesalia y se destacaban por las continuas peleas con sus vecinos los lapitas. Estas guerras marcan el conflicto entre “civilizados” e “incivilizados” tema que es central en la mitología de Quirón.

Quirón era hijo de Cronos (Saturno) y una ninfa llamada Filira. Cuando ésta es perseguida por Cronos, en el intento por escapar al acoso pasional,  solicita a Zeus ser transformada en yegua para poder burlar la insistencia del dios. Pero percatarse de tal circunstancia, Cronos se transforma a su vez en caballo y finalmente logra dar alcance a Filira. De esta unión, coronada por el ímpetu instintivo, nace una figura con cabeza, torso y brazos de hombre y cuerpo y patas de caballo. Su nombre: Quirón.

Es tal el impacto de Filira al ver la figura monstruosa del fruto de su vientre, tras un parto difícil, doloroso y prolongado, que le suplica a Zeus la convierta en tilo, para no amamantar a semejante criatura. Tal vez la savia del tilo con sus cualidades medicinales, haya sido la primera fuente de conocimiento de las hierbas curativas que luego fue del dominio de Quirón. Y es que Quirón se convirtió en el centauro más reconocido de las historias mitológicas. Lejos de parecerse a sus pares centauros, violentos, impetuosos, indómitos y destructivos, Quirón crece en su cueva del monte Pelión en manos de Apolo y Atenea, los dioses representantes de la razón, el culto por la justicia, la inteligencia y las artes.

De la mano de sus padres adoptivos, Quirón se convierte en un ejemplo de la prudencia, la sabiduría, una figura juiciosa y mística, un verdadero sabio. Conocía el arte de la escritura, la poesía y la música, además de poseer cualidades como profeta. Sin embargo, lo que más nos recuerda a Quirón es la imagen del médico, del sanador de enfermedades, rescatador de la muerte. Fue conocido como médico y cirujano, al cual consultaban héroes y dioses.

La raíz de la palabra quirófano viene de Quirón (Kirón, Chirón), el que cura con las manos, aquel que se hace cargo del dolor de un otro e invita a la búsqueda de la comprensión, de la sabiduría que contiene ese dolor.

Llegó a ser el rey de los Centauros y en una gruta enseñaba a los héroes y a los hijos de los dioses.

Pero Quirón es un hijo de la tierra, un inmortal, un titán, no un Olímpico.

Fuente: Texto propio en base a diferentes consultas bibliográficas. 

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