MITOLOGÍA DE CAPRICORNIO

La Mitologia de CAPRICORNIO, se remite al origen mismo de la creación...

URANO, el  Padre de los Cielos y Gea, la Madre Tierra tuvieron varios hijos, entre ellos los titanes, siendo Crono el más joven. Pero Urano, que los repudia por su imperfección, por su rebeldía y por ser dioses de la tierra, los destierra al Tártaro, lugar tenebroso en el mundo subterráneo, para que no pudieran ofender sus ojos.

En venganza la Madre Tierra los incita a rebelarse. De su seno saca un pedernal, fabrica una guadaña y se la entrega a Crono, el único dispuesto a atentar contra su padre. La acción se lleva a cabo cuando Urano, luego de unirse a su esposa, descansa tranquilamente. Crono, que estaba oculto por su madre, sale del escondite y con la afilada hoz castra a su padre, arrojando los genitales al mar. Algunas gotas de sangre de la herida caen sobre la Madre Tierra y ésta da a luz a las tres Erinias, furias que vengan los crímenes de familia.

El miembro castrado al entrar en el mar comienza a bullir y forma una corona de espuma blanca de la que surge Afrodita, la bella diosa del amor. Lo terrible del hecho lleva implícito, al mismo tiempo, un instante de máxima fertilidad.

Los Titanes pusieron en libertad a los cíclopes que estaban en el Tártaro y concedieron la soberanía de la tierra a Crono o Saturno, como lo llamaban los romanos.

Bajo su largo y paciente reinado la labor de la Creación llegó a su término. Este tiempo se conoció como la Edad de Oro debido a la abundancia.

Crono, “Padre del Tiempo y las Edades”, presidía el paso ordenado de las estaciones; el nacimiento, crecimiento y muerte; la gestación y el renacimiento.

Se lo veneraba como un inflexible segador, que con su implacable hoz, fijaba los límites que no podían traspasar ni los hombres ni la naturaleza, pero también se le rendía honores como Dios de la Cebada, de la Fertilidad. Los romanos celebraban este aspecto generoso de Saturno en el mes de diciembre, en las fiestas llamadas Saturnalias, que coincidían con nuestras Navidades.

Pero Crono no podía aceptar él mismo las leyes cíclicas que había inaugurado por temor a la profecía de que sería derrocado por uno de sus hijos, como hizo él con su padre Urano.

Habiendo tomado por esposa a su hermana Rea y repitiendo la misma historia, Crono cada año devora a sus hijos tan pronto nacen para preservar su reinado sin cambios. Engulle primeramente a Hestia, luego a Deméter y Hera, y más tarde a Posidón y Hades. Rea furiosa, cuando da a luz a Zeus, lo entrega a la Madre Tierra, quien lo oculta en una cueva al cuidado de la ninfa Adrastea, su hermana Io y la ninfa-cabra Amaltea.

Envuelve una piedra con pañales y se la entrega a Crono, quien la devora creyendo que era el recién nacido Zeus.

Cuando el joven alcanza la madurez viril visita a su madre y le pide que lo nombre copero de Crono. Esta lo ayuda de buena gana en su venganza, le proporciona la emética pócima mezclada con la dulce bebida de Crono. Al ingerirla en abundancia, vomita primero la piedra y luego a los hermanos y hermanas de Zeus. Comienza de esta manera la dinastía de los dioses olímpicos.

Como hemos visto en esta apretada narración, Urano que es el dios del espacio es castrado por su hijo Crono o Saturno, que es el dios del tiempo.

El mito hace referencia a la confrontación entre padre e hijo, tema que ya encontramos en Aries y en Leo, pero con ciertas diferencias. En Aries, el padre presenta la forma de un dios colérico, envidioso que desafía a la naciente humanidad. En Leo, el hijo enfrenta a un padre de espíritu enfermo cuya herida debe ser reparada a través de la consciencia.

En Capricornio el padre es el mismo principio de realidad.

En general la primera etapa de la vida de Capricornio está marcada por la limitación, el sometimiento, la exigencia, que pueden tomar la forma de cualquier tipo de obligación que parezca interminable.

La larga espera, la frustración, la depresión o el dolor son patrones comunes así como el logro del éxito mundano por el que tanto ha luchado.

Capricornio siempre se decepciona con el padre personal ya que el padre que espera es nada menos que divino.

La polaridad y la unidad entre padre-hijo, entre puer y senex, entre joven y anciano es uno de los motivos mitológicos dominante en los nativxs de capricornio.

Polaridad que tiene lugar en el propio interior del individuo donde las rígidas reglas de la vida (padre) entran en colisión con los deseos de goce, con la libertad animal de la naturaleza representada por el joven hijo.

La ley y la ilegalidad, la moralidad y la inmoralidad participan como opuestos polares en este signo.

El joven, el puer o la puella no estarán preparados mientras teman la pérdida de posibilidades creadoras y la destrucción de las fantasías de lo que pueden llegar a ser.

El paso, el rito de iniciación, se produce cuando el joven deja de considerar al padre como el perseguidor, como el legislador o la autoridad que impone la aceptación de las reglas del mundo.

Aceptación de la responsabilidad y aceptación de los límites  forman parte del proceso que lleva de hijo a padre, de muchacho a hombre, de espíritu desarraigado a contribuidor activo con la realidad, con la vida comunitaria.

Es decir el mismo principio que causa a Capricornio su mayor sufrimiento es el que le da la fortaleza, determinación y prudencia necesarias para batallar con lo que lo encadena, de la misma manera que en el mito, Crono intenta destruirle y Amaltea lo protege.

Fuente: Texto propio en base a diferentes consultas bibliográficas. 

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