domingo, 18 de marzo de 2018

LA FUNCION ENERGETICA DE LOS PERROS


LA ENERGIA SANADORA DE LOS PERROS

Buscamos el contacto con los perros, nos sentimos bien cuando los acariciamos, obtenemos beneficios fisiológicos, nos reduce la presión arterial, liberamos endorfinas, relajamos nuestros músculos y otros múltiples beneficios, ¿pero acaso nos hemos olvidado de su poder para hacernos conscientes de nuestros estados emocionales y de nuestro estado energético?


Claramente ellos no se han olvidado, nos lo recuerdan a diario. Es más, sufren nuestros estados emocionales, ya que los cronificamos en ellos, y les proyectamos nuestras más primarias emociones: miedo, enfado, alegría, etc.
Actúan como enormes espejos que nos ponen delante nuestro para ayudarnos a crecer a nivel emocional. Para poder hacer eso, absorben estas emociones, las viven, las padecen.Son sabios gestores emocionales, saben que todas las emociones son importantes, interesantes y que se deben sentir a su momento. Las aceptan sin más, simplemente sienten, aceptan y viven. Los seres humanos amplificamos a través de la mente nuestras emociones y las enlazamos con nuestra vida; ellos no, ellos las viven en el momento, breve y plenamente.

Ahí nos están dando una gran clave para poder gestionar nuestras propias emociones. La aceptación, el perdón, el no juzgar, el sentir sin miedo son claves muy interesantes que llevan muchos años enseñándonos, o al menos intentándolo.
Estos seres maravillosos que en verdad parecen ser el “mejor amigo del humano”, no sólo son animales que sirven para cuidar o acompañar, su existencia tiene un sentido más profundo (como cada cosa en cuanto existe).
Antes de decir su función, vamos a hablar de su origen y otros detalles. Se dice que los perros provienen de los lobos, en efecto comparten similaridades genéticas, pero la variación tan distinta entre los canes, nos lleva a pensar que hay algo más allá de una simple “domesticación”.
Algunos mencionan que los perros son seres que fueron enviados de las estrellas para ayudar al ser humano en su aprendizaje sobre el amor incondicional. Esto no es imposible, considerando el hecho de que un “simple” metal como el oro, según estudios recientes, fue traído por meteoritos a la Tierra hace millones de años. En efecto, el cuerpo del perro ha nacido en esta dimensión física, sin embargo, la energía que corre en él, no necesariamente es de aquí. Podríamos pensar que el perro es un ser menos evolucionado, sin embargo, esto es una ilusión de nuestro juicio. La evolución no es proporcional al intelecto, ni a la funcionalidad social; la evolución es un tema del alma y el espíritu. ¿Cuántos humanos aman como el perro lo hace con su prójimo?, eso, es evolución, aunque no haya una complejidad intelectual. Con esto no se quiere decir que el humano sea menos involucionado, pero, el perro es maestro del humano en lo que al amor incondicional respecta.
De acuerdo al sistema energético de los perros (chakras), el plexo solar y el corazón son la zona más amplia en ellos. Son seres receptores de energía. Ellos vienen a proteger energéticamente a su compañer@ human@. Por eso es tan común que súbitamente un perro se enferme, o que si su amigo humano esté en riesgo lo presienta, o que tras la muerte del humano, él se deje morir. Porque vienen con una misión y aunque creamos que uno es quien encuentra al perro, es al revés; estos llegan en los momentos indicados, se nos aparecen en la calle y buscan quedarse con nosotros (si es el caso), o simplemente a través de la sincronía llegan a nuestras vidas. El humano puede creer que “escoge” al perrito, pero él a través de su mirada nos “reconoce” y eso hace que cerebralmente se active la “zona de empatía” y decidamos “quedarnos” con él.


Los perros vienen a enseñar el amor incondicional, no juzgan, no critican, no se ofenden, no almacenan rencor, resentimiento, molestia o tonterías así. El perro perdona, ama, juega. Si lo abandonamos o maltratamos, comienza a aflorar más la parte genética de su estructura primitiva de “lobo”, se hacen agresivos, desconfiados, etc, pero el cariño y el cuidado (aunque lleve tiempo) los regresa nuevamente a su vibración natural de amor incondicional.
En el plano de la energía, son receptores. Ellos gozan de extra-sensorialidad, perciben no solamente si alguien quiere físicamente dañar a su compañero humano, sino energéticamente, así que reciben la energía primero para que no nos afecte a los humanos. Cuando el humano tiene patrones emocionales o hábitos malsanos, el perro comenzará a trabajar con esa energía, y no solamente con el miembro más apegado de la familia, sino con toda la familia. Por eso es importante darles mucha agua (para que transmuten la energía) o llevarlos a reiki (para liberarlos de cargas energéticas innecesarias).
El ser humano cuando duerme, entra en otras frecuencias, al igual el perro. Tenemos desdoblamientos o viajes, (astrales o etéricos). El perro más que nada es un guardián en el plano astral, y puede ser diferente a como es en este plano físico. Probablemente asumirá alguna forma que nuestra mente reconozca para que no temamos y nos sintamos seguros, o simplemente estará como “observador”, cuidando nuestro campo energético. Existen casos documentados en los que en casas cargadas muy negativamente, el perro no quiere entrar, y si entra, muchas veces muere porque recibe todo el impacto energético. (Este ejemplo lo podemos ver en la película “El conjuro”).
Su constante jadeo, recicla la energía alrededor, absorbe y depura (de hecho, es su manera de transpirar; no olvidemos que el sudor es una manera en como el cuerpo saca toxinas). Obviamente este ejemplo hace referencia al jadeo cuando no es por cansancio, sed o ansiedad.
El continuo movimiento de su cola, activa y potencia sus primeros chakras (base y sacro), aumentando el campo vibratorio de la persona. En estos chakras es donde reside la fuerza vital y la percepción extra sensorial (no confundir con “tercer ojo”). Un perro siempre va a elevar la frecuencia emocional del ser humano.
Los perros viven en promedio 8 veces menos que el humano, esto es porque como ya se dijo, vienen a una misión determinada. Nuestro cuerpo se regenera en ciclos de 7 a 10 años, muy similar al promedio de vida de un perro. Nos acompañan, nos ayudan a elevar la frecuencia emocional, a comprender el amor incondicional, a transmutar la información celular, a sanar, etc.
La razón energética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello (inclusive puede percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que a penas van a ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por “coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos.
El perro goza de existencia multidimensional. No sólo el humano es multidimensional como lo mencionan algunos científicos estudiosos del campo de la energía, también el perro. Es por ello que sienten cuando algo le ha sucedido a su compañero.


La razón energética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello (inclusive puede percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que a penas van a ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por “coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos.
Por “estética” se les suele cortar la cola y las orejas, esto es equivalente a mutilarlos en el plano energético (aunque se recuperan), es totalmente innecesario hacerlo. En las orejas está el chackra coronario (encargado de la conexión cósmica), por eso son como sus “antenas”. Y en la cola, como ya dijimos, está la fuerza vital. De verdad, no hay que continuar con estas prácticas, no es necesario.
Cuando el perro se “va” de su cuerpo, sigue aquí, en una dimensión más sutil, pero siempre acompañará a su compañero humano. No solo son leales en vida, sino después de cumplir su misión en la Tierra. Esto se ha comprobado mucho en sesiones de reiki, mientras la persona está en la camilla, algunos terapeutas han llegado a verlos cuidando a su compañero humano.


Simbología del Perro


El perro es el símbolo del amor incondicional, la generosidad, la lealtad. Tener un perro es tener el símbolo viviente de la amistad, ser sociable, generoso, comunicativo y leal hacia los demás.
El simbolismo del perro es la fidelidad, la lealtad, la ayuda desinteresada, la inteligencia, la obediencia, la protección, el apego a la comunidad y a la familia, la solidaridad, la cooperación, la inventiva, la comunicación, la sociabilidad, la percepción sensorial y la generosidad.
El tema de la comunicación y percepción sensorial se hace mayor cuando nos asomamos a las historias y descubrimos que el significado y el simbolismo del perro está conectado a los reinos metafísicos. El perro ha sido considerado como un enlace entre las dimensiones física y psíquica. Ya los antiguos egipcios, griegos, romanos, celtas consideraron al perro como guardián sagrado de los otros mundos – niveles más sutiles fuera de nuestra percepción mundana.
El Perro en la Mitología
El perro en sus ladridos es capaz de expresar ternura, el estado de sus crías, enfado, bondad. Los perros hablan, sólo que no les entendemos aún. En otros tiempos, los druidas, magos o hechiceros utilizaban a los perros como oráculos, les hacían preguntas, y el perro respondía en un lenguaje que ellos estudiaban y traducían, pero eso se perdió en la antigüedad.

Anubis es el dios egipcio que asegura la transición segura de la vida física en la Tierra a otros mundos o niveles del más allá. Con la cabeza de un chacal (perro salvaje del desierto), Anubis utiliza la percepción extra sensorial del perro. Además, representa la protección, guía, la lealtad y la adhesión a la corriente de energía espiritual invisible. Sin duda, el paso seguro de la “vida” a la vida futura se verá llena de éxito bajo la guía protectora del perro chacal Anubis.
Los perros también fueron consagrados a Hécate, la diosa griego-romana experta en los viajes espirituales. Con sus perros guiando el camino, el viaje astral se convierte en algo mucho más fácil.
Curiosamente, Hécate y sus perros también protegían a los que no podían hacerlo por sí mismos. Representaban una “Alianza para la Defensa y Protección” para aquellos que no pueden defenderse: los recién nacidos, los bebés, los niños, los marginales, el loco y el calumniado injustamente.
En el simbolismo celta, los perros son una representación de heroísmo. Ellos encarnan valiosos atributos tales como: valor, la persistencia, la virilidad. Los perros fueron entrenados incluso por los antiguos celtas para ayudar en la batalla. Así que aquí vemos ese mismo hilo de la defensa, protección y acción por el bien del clan.
Una paradoja interesante: los perros celtas son también un símbolo de la curación. A menudo se asocian con Nodens, un dios celta de las aguas nutritivas, la caza y la curación (el agua es a menudo sinónimo de curación en la sabiduría celta).
Los perros también han sido retratados con Sucellus, el dios celta de la protección y la provisión (de un punto de vista agrícola). Los perros eran símbolo de lealtad, y hubo muchos perros famosos en las historias celtas (los perros del héroe Cuchulain).
Las tribus nativas de los indios americanos desde hace mucho tiempo dependían del perro por su orientación útil y ayuda en las tareas diarias. De hecho, cuando los caballos fueron introducidos en América del Norte por los españoles, llamaron a los caballos “perros del cielo” y los entrenaron para tareas en la ayuda de la tribu, al igual que hacían con los perros.
Los nativos americanos veían en el perro la sabiduría, la ayuda, asistencia, protección y fidelidad, a la comunidad, la amistad y la comunicación. De hecho para ellos era un animal importante y lo incorporaron en su zodiaco, tanto los mayas como los aztecas.
En el simbolismo chino, el perro también es considerado un precursor de la amistad. El legendario perro Fu también es un guardián de los espacios sagrados y encarna también los conceptos de protección. Los perros son considerados símbolos de buena suerte, sabiduría, la lealtad, la obediencia y la Prosperidad, y también lo incorporaron a su zodiaco.
En alquimia el perro (y a veces los lobos) se asocian a Mercurio en la sabiduría alquímica. Ello es debido a que el mercurio se fusiona fácilmente con otros metales. Esto alude a la amistad y los lazos que unen con facilidad. El perro es también un símbolo de la transición, la inteligencia, y el flujo fácil a través de los procesos de transmutación.
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